Posiblemente sea aquella persona poco prudente que corre descalza por el porche de su casa, mientras el níveo polvo celestial se esparce por el suelo, cubriéndolo todo por completo. Puede que sea también aquella que se pasó horas frente a la puerta de una casa, esperando bajo la lluvia torrencial una respuesta que jamás iba a llegar.
Admito que soy quien se rió de chistes sin gracia alguna, y también quien se llenó la boca de incoherencias un día ya perdido entre recuerdos.
Lo acepto, no soy perfecta y jamás lo seré, porque, después de todo, ¿quién es perfecto?
Fuiste tú quien me dejó sola cuando más lo necesitaba, aquella tarde de invierno en la que fuera de casa la nieve caía sin piedad.
Recuerdo que también fuiste tú quien no me abrió las puertas de su corazón, quien me dejó con la duda carcomiendo mis sesos, mientras frente a tu ventana no paraba de llover.
Sí, fuiste tú quien me contó chistes sin sentido y quien ayudó a que el odio se adentrara en mí.
Me volví loca, te amé, lloré, reí, grité… ¿y de qué me sirvió esperarte?
De nada.
Ahora no me vengas a decir que estoy loca por hacer lo que me place, cuando me place y con quien me place. No me digas que estoy loca por cantar en la calle, mientras la lluvia cae y tú intentas explicarme cosas que ya no entiendo ni quiero entender.
Ya no te quiero, ya no me vuelvo loca por ti; ahora sonrío por mí, lloro por mí.
Estoy loca de remate, lo sé.
Pero, aunque no te lo creas, esta loca que hay en mí me ayudó a salir del paso cuando más lo necesitaba.
¿AHORAQUIÉNESELLOCOQUEPERSIGUEMISPASOSYREPITETODASMISACCIONES?
ESOTAMBIENESLOCURAQUERIDO.
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